Quizá este demás hablar de su biografía y filmografía, ya que existe mucha info en la red relacionada a ella, pero hasta la fecha, las curiosidades sobre ella nos impresionan, cada día el mundo se sorprende con los detalles que pocos o nadie conocía sobre la actriz Marilyn Monroe; algunos de ellos, tienen que ver con México. Pero como es esto, a continuanción te lo cuento.
Marilyn vivió durante una época en los Estados Unidos en la que predominaba la Ley Seca, esto significaba que la venta de alcohol estaba prohibida, así como la apertura de bares y centros de entretenimiento, y aunque los rincones speak easy se convirtieron en sitios muy populares de momento, eso no le
bastaba a la actriz para pasar un buen momento, eso no era suficiente para la protagonista de How To Marry a Millionaire. Ella ocasionalmente viajaba a Chihuahua, concretamente a Ciudad Juárez, en donde solía toparse con distintas figuras artísticas, una de ellas fue Frank Sinatra.
¿Puedes identificar en que lugar de Puerto Peñasco está Marilyn Monroe?
— Puerto Peñasco (@visitapenasco) July 24, 2018
¡Así es! Ella visitó Puerto Peñasco junto con Joe DiMaggio en julio del 1953
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El 22 de febrero de 1962, un joven fotógrafo ‘freelance’ de la Ciudad de México recibió un encargo muy especial. Marilyn iba a estar en México así que el debía fotografiarla y rescatar aquella anécdota del olvido del tiempo. Antonio Caballero, que entonces tenía 23 años, acudió emocionado al Hotel Continental Hilton. Allí aguardaban varias decenas de reporteros y fotógrafos. “Le preguntaron por qué no usaba medias y ella respondió: ¿acaso no les gusta mi piel? Y luego le preguntaron que si usaba ropa interior y dijo que ella solo usaba Chanel número 5″, recuerda Caballero. Hace seis décadas, la aclamada estrella de Hollywood compró los muebles de la casa donde fue hallado su cuerpo, adquirió un suéter y tuvo un romance con el cineasta mexicano José Bolaños, todo bajo la atenta mirada del FBI, cinco meses antes de su muerte.
Donde hoy se alza el imponente edificio de oficinas de la Comisión Federal de Electricidad, en el cruce de Reforma con Insurgentes, antes estaba el Hotel Hilton Continental, el cual tuvo que ser demolido tras el terremoto de 1985. Su gerente era Jean Pierre Piquet, un amigo de Frank Sinatra al que el cantante encomendó atender a Monroe como una reina. Desde su sala de conferencias, la actriz deleitó a la prensa lanzando besos con la mano y sin perder su amplia sonrisa perenne. No se le desdibujó ni cuando los periodistas le preguntaron sus medidas, si se había amargado por sus fracasos matrimoniales o si le gustaría tener algún idilio con un actor mexicano. “Nunca me mido, es la gente la que me mide”; “De ninguna manera, todavía no pierdo las esperanzas de encontrar la felicidad” y “¿Por qué tiene que ser actor? Con que sea mexicano me basta”, fueron sus amables respuestas en un tono de voz melodioso y tranquilo, como describe Caballero. “Llevaba un vestido verde agua clarito, de manga tres cuartos”, rememora sobre el atuendo que llevaba Monroe, el mismo con el que la sepultarían cinco meses más tarde.
Aquel día, la actriz tenía una agenda apretada. Al acabar la cita con la prensa, se fue al Centro Histórico a comer a El Taquito, el histórico restaurante que abrió sus puertas en 1917. Hoy, sigue dando servicio, aunque los años lo han sepultado entre incontables puestos de venta ambulante. Sus paredes naranjas están repletas de centenares de fotografías de sus famosos comensales. Una en particular es la más buscada, aquella que muestra a la protagonista de Los caballeros las prefieren rubias (1953) sentada con un cóctel margarita en mano junto al feliz dueño del restaurante, entonces Rafael Guillén. Su hijo de sesenta años, que lleva el mismo nombre, muestra el camino a la fotografía. Está al lado de una ventana que deja pasar una estela de luz de sol que ilumina una silla. “Aquí se sentó ella, justo aquí”, insiste Guillén.
Ella no era una celebridad extraña a las sesiones de fotos, y cada tanto tenía que estar en alguna por una entrevista, para promocionar una película y demás. Uno de estos photoshoots (creo que de los ultimos que realizo antes de su muerte) fue con el fotógrafo George Barris, quien hizo una sesión con ella, para que la que solicitó que se pusiera un suéter con botonaduras al frente, de chiconcuac, prenda que fue elaborada en Santiago Tianguistengo, en México. Este fue subastado por la casa Christie’s.
Como curiosidad, existe una obra de ficción dedicada esta gran figura, lleva el nombre de "El retorno de Marilyn Monroe" de Gonzalo Martre.
Nos andamos leyendo.




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